LA GRAN BELLEZA (2013) Paolo Sorrrentino
El descubrimiento más importante que hice pocos días después de haber cumplido los 65 años fue que no podía perder el tiempo haciendo cosas que no quiero hacer .
Ser auténtico es andar tu propio camino. Tus padres, tus hijos, tu trabajo, tus amigos, tus sueños… todos tiran de ti en diferentes direcciones.
¿Te ves capaz de mantener tu propio rumbo?
Una de las creencias más desoladoras es pensar que has estado perdiendo el tiempo los últimos años. Quizás una relación de pareja tóxica, quizás un trabajo miserable, quizás una vocación equivocada.
Cuando esto ocurre podemos tener la tentación de dejarnos llevar; ¡qué mas da!. Y lo peor es cuando nos quedamos sin fuerzas para empezar de nuevo.
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La vida es un largo viaje sin mapas. Es muy difícil no perderse
Al principio no podemos saber si nuestro camino es o no es acertado. Empezamos una carrera, una relación de pareja, o emprendemos un negocio con ilusión… y tres años después nos damos cuenta de que todo es un desastre. Solo cuando pasa el tiempo y miramos a nuestro alrededor, podemos comprobar que nos hemos perdido.
Algunos se pierden pocas veces, otros nos perdemos mucho. Pero incluso cuando nos perdemos podemos encontrar lugares inesperados que enriquecerán nuestra vida. Como en ese viaje donde deambulas por las viejas calles de una ciudad desconocida y terminas encontrando un bello restaurante que ya nunca olvidarás.
A veces para encontrar el camino hay que perderse primero
Y nos perdemos muchas veces; cuando nos comunican un mal diagnóstico de salud o nos despiden del trabajo; cuando nuestra pareja se va o nos vamos nosotros. De pronto las circunstancias nos sacan del camino esperado y tenemos que empezar un nuevo rumbo.
¿Una pareja que se divorcia ha malgastado el tiempo? La respuesta es NO. Solo malgastamos el tiempo cuando después de saber que juntos somos infelices, decidimos mantener la relación; por miedo, por pereza, por razones religiosas, o por cualquier excusa que justifique no hacer nada.
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La Gran Belleza (2013) de Paolo Sorrentino, es una película que gira en torno a la vida de Jet Gambardella (Toni Servillo) que es un escritor con 65 años, que escribió un solo libro, y que se gana la vida como periodista. Su vida transcurre entre fiestas lujosas pero decadentes y personajes perdidos, como él mismo, entre el glamour y el patetismo.
Jet Gambardella, que ha tenido un gran número de amantes en su vida, se va una noche con una elegante dama. Después de un lance erótico, al parecer no muy satisfactorio, ella le propone enseñarle algunas fotos de facebook. Jet acepta con cierta resignación. Pero cuando ella regresa con el portátil él ya se ha ido.
Comienza una reflexión, con la voz en off, donde Jet se va a pasear por la ribera del río Tíber después de decidir que no puede seguir haciendo cosas que no le apetecen:
El descubrimiento más importante que hice pocos días después de haber cumplido los 65 años fue que no podía perder el tiempo haciendo cosas que no quiero hacer.
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¿Realmente tenemos que esperar hasta los 65 para descubrir que no merece la pena perder el tiempo haciendo cosas que despreciamos?
En esta ocasión mi propuesta es que nos adelantemos un poco. A pesar de que algunas de nuestras actividades son peajes que tenemos que pagar para mantener cierto estatus. Empecemos a librarnos de aquellas labores absurdas. Una reunión de comunidad, el cumpleaños de un familiar que no soportas, una cena de viejos amigos que cuentan los mismos chistes sin gracia, una tutoría en el instituto con un profesor deprimido, un grotesco programa de televisión donde gente patética se muestra sin pudor…
Empieza a soltar lastre. Empieza a ser el dueño de tu vida, de tu tiempo, y a decir NO. Aunque solo sea para sentarte en el banco de un parque y disfrutar de un momento de paz.
Da un primer paso con pequeñas rebeliones: cierra para siempre un libro que te aburre, sal del cine si la película es un tostón o si los vecinos de butaca son ruidosos, dile amablemente al comercial de Jazztel o al de Vodafone que no te interesa nada de lo que te puedan ofrecer. Se trata de recuperar pequeñas parcelas de libertad que a veces sacrificamos por cortesía.
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En otro momento de la película, Jet Gambardella hace hace la siguiente reflexión:
A mi edad una mujer hermosa no es suficiente.
Cuando descubres que el tiempo resulta ser la moneda más preciada, es el momento para reaccionar. Empieza valorar lo que aprecias y lo que desprecias. Nunca es tarde para empezar cosas nuevas. Pintar, escribir, un curso de fotografía… No hace falta tener éxito internacional, es suficiente con disfrutar de lo que hacemos.
Empieza a usar tu tiempo como un tesoro y vivirás como una persona afortunada.
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