ANTES DEL ANOCHECER ( 2013) Richard Linklater
Te aseguro que ese chico al que apenas recuerdas, el dulce y romántico que conociste en el tren, soy yo
Esta vez presento como introducción un par de vídeos de las películas Desmontando a Harry (1997) de Woody Allen y El diario de Bridget Jones (2001) de Sharon Maguire.
Aunque estos ejemplos son un poco esperpénticos, me sirven como introducción a esta sensación que tenemos a veces de estar confundidos; de no saber con claridad que es lo que queremos.
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Woody Allen interpreta a Harry, un personaje algo patético, con cierto éxito profesional, con tres matrimonios a cuestas, y que declara con pesar: Yo aun no he madurado
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El caso de Bridget Jones tampoco es para felicitarla. Si estas películas tuvieron éxito es porque de alguna manera conectan con la idea de que en ocasiones nos equivocamos y podemos ser un desastre.
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Navegamos entre contradicciones sociales e individuales
Hemos creado religiones que profesan la paz y el amor, y sin embargo han dejado un doloroso rastro de guerra y odio en la historia del hombre. Lo mismo podríamos decir de los sistemas políticos. El mundo parece gobernado por una banda de codiciosos; muchos son elegidos en democracia. Tenemos paraísos fiscales y armamentos de destrucción masiva.
A nivel individual admiramos a los científicos que descubren nuevas vacunas, descifran códigos biológicos que explican nuestra naturaleza o remedian enfermedades antes incurables, pero no sabemos ni sus nombres. Sin embargo estamos al día de las andanzas de los deportistas o cantantes del momento.
Los periódicos más leídos, con mucha diferencia, son los deportivos; ¡Qué alentador para un estudiante de periodismo que quiere cambiar el mundo!
Apreciamos la salud pero tenemos problemas con el sobrepeso, con el tabaco, con el alcohol o con el sueño. Nos enamoramos y nos desenamoramos. Tenemos celos de nuestras ex-parejas. Ofendemos a personas a las que queremos. Les pedimos perdón. Pero volvemos a ofenderles.
¿Por qué ocurre todo esto?
En la película Antes del anochecer (2013) de Richard Linklater, Jesse y Celine (Ethan Hawke y Julie Delpy), están pasando por un momento de dificultades a la hora de conciliar la crianza de las hijas, el tiempo de ocio y la vida profesional de ambos. Además parece que el tiempo ejerce un desgaste sobre la pareja, sobre sus ilusiones, sobre sus expectativas.
Él le dice a ella:
Te aseguro que ese chico al que apenas recuerdas, el dulce y romántico que conociste en el tren, soy yo
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El paso del tiempo parece que va desdibujando a ese niño que se asombraba mientras descubría el mundo. Las obligaciones, las responsabilidades, los días repetidos… nos vamos acomodando a una vida que ya conocemos demasiado.
¿Quién somos en realidad?
Dentro de nosotros conviven varios personajes, y cada uno de ellos tiene un papel y unas normas de conducta. Como hijos, como padres, como amigos, como profesionales… ¿Queda espacio para aquel soñador que fuimos?
Es una situación difícil de ajustar. Por ejemplo, a veces ser un buen profesional implica descuidar nuestras responsabilidades como padres o como pareja. En ocasiones las amistades y la relación de pareja se entorpecen.
Podemos sentir esa tensión. Queremos hacer deporte, cuidar de nuestras amistades, dedicarle tiempo a la familia, viajar, ser buenos en nuestro trabajo…
Todo parece diseñado para agotarnos… o para volvernos locos.
¿Dónde está la salida?
No hay milagros, pero siempre se puede hacer algo. En principio tenemos que establecer prioridades. Y distinguir lo que es imprescindible, lo que es importante y lo que es un complemento en nuestra vida. ¿Dónde están tus prioridades?
- La familia.
- Las amistades.
- La pareja.
- El trabajo/ los estudios.
- Tiempo dedicado a uno mismo.
Esto puede no ser sencillo, porque un pequeño e insignificante espacio de ocio puede ser muy importante para sustentar nuestro estado de ánimo. También aparecen complicaciones cuando tenemos pareja e hijos. Ya que tenemos la familia que hemos creado, la familia de origen propia y la familia de origen de nuestra pareja; ¡todo un puzle para expertos!
Es natural estar confundidos.
Somos contradictorios porque creamos muchas expectativas en un mundo lleno de promesas.
No podemos responder a todas las llamadas; deporte, música, viajes, idiomas, pintura, fotografía, cine, literatura, moda, nutrición, informática, meditación… mientras seguimos cumpliendo nuestros papeles de padre/madre, hijo/a, amigo/a, y profesional.
No hay soluciones sencillas, pero hay que empezar a establecer prioridades basadas en nuestros propio valores: ¿amistad, familia, trabajo…?. Luego se trata de cuidarlas como las plantas de un jardín; poniendo más atención a aquellas que consideramos más necesarias.
Un poco de orden ayuda a aclarar el horizonte. Si nuestra relación de pareja es importante dediquémosle tiempo a nuestra pareja, y no perdamos el tiempo navegando por las redes sociales más de lo necesario o contemplando programas absurdos de televisión.
Si no podemos con todo, al menos atendemos a lo más importante. Hay que ser comprensivo con nuestras posibilidades. No somos superhombres/supermujeres. Existe una antigua corriente estética japonesa, llamada Wabi-Sabi cuyo axioma es el siguiente:
Nada es perfecto, nada es permanente y nada está completo.
Busquemos pues la belleza en lo imperfecto, en las experiencias fugaces. Observemos nuestras carencias como un punto de partida y no como algo estático; intentando que cada día tenga sus buenos momentos.
¿Vivimos en un mundo de locos? ¡Sí, parece que forma parte de nuestra naturaleza, pero no nos conformemos, pongamos un poco de orden en nuestra vida!
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Otras películas relacionadas con la dificultad de manejar las contradicciones en nuestra vida:
Maridos y mujeres (1992) Woody Allen
Tú usas el sexo para expresar cualquier emoción menos amor.
Mystic River (2003) Clint Eastwood
Enterramos nuestros pecados, lavamos nuestras conciencias.
Big fish (2003) Tim Burton
Hay momentos en los que un hombre tiene que luchar, y hay momentos en los que debe aceptar que ha perdido su destino, que el barco a zarpado, que solo un iluso seguiría insistiendo. Lo cierto es que yo siempre fui un iluso.