DE TAL PADRE TAL HIJO (2013) Hirokazu Koreeda
Nadie puede ocupar tu lugar como padre de tu hijo
Hay un momento en la vida en la que te independizas y logras un cierto estado de bienestar y libertad. Estás tan confiado que decides con tu pareja comenzar la aventura de ser padres (otras veces no es tan planificado). En cualquier caso tu vida ya nunca será la misma.
Los hijos nos hacen terriblemente vulnerables.
El juez de menores de Granada Emilio Calatayud suele decir: “hijos pequeños problemas pequeños, hijos más grandes problemas más grandes”.
Hemos pasado, en apenas dos generaciones, de una educación autoritaria, basada en el temor, el respeto y la obediencia, a una educación que pretende ser democrática, combinando las normas, el respeto y el cariño, pero finalmente parece que hemos perdido el control.
Los hijos han asumido que tienen muchos derechos y pocas obligaciones, que las cosas se ordenan en casa porque hay una fuerza universal que tiende al orden, que la nevera se llena por arte de magia y que sus padres están anticuados; por lo tanto, sus palabras, sus miedos y sus consejos también lo están.
Esto no pretende ser un manual para padres, o de resolución de problemas, sino una pequeña reflexión sobre nuestra labor y nuestra responsabilidad.
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La paternidad es un vínculo ancestral. Cuidar a un hijo, protegerlo, enseñarle poco a poco, y ver como sale adelante puede ser una de las experiencias mas hermosas de nuestra vida, pero en muchas ocasiones, el coste material y afectivo es enorme.
Ser padre es una responsabilidad, y como se expresa en la película De tal padre tal hijo (2013) de Hirokazu Koreeda:
Nadie puede ocupar tu lugar como padre de tu hijo.
La película recoge una situación peculiar en la que por un error hubo un intercambio de niños en un hospital y dos familias han estado criando, durante 6 años, al hijo biológico del otro matrimonio.
En el hospital les informan del error y los especialistas les recomiendan que hagan un intercambio de niños, pero la situación ética es muy complicada porque ya se han establecido fuertes lazos afectivos con un niño que siempre consideraron su hijo biológico.
Ante la dificultad de realizar un cambio y perder el contacto con quien consideraban su hijo, uno de los padres propone al otro matrimonio quedarse con los dos niños:
-Quizás podamos cuidar de los dos… Yo tengo más posibilidades económicas.
-Hay cosas que no se compran con dinero.
Efectivamente, hay cosas donde el dinero no puede llegar. Un hijo puede sacar lo mejor y lo peor de nosotros.
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Intentamos ser buenos padres pero a veces confundimos el concepto de cuidar con el de proteger en exceso, y el de ayudar con la idea de hacer las cosas por ellos. El resultado es la aparición de pequeños dictadores.
Los padres estamos perdidos. Hacemos un gran esfuerzo y no solo no recibimos reconocimiento, sino que en muchas ocasiones lo que encontramos es desprecio.
En la película Los Descendientes (2011) de Alenxander Paine, George Clooney interpreta a un padre con dificultades para afrontar su situación familiar. No sabe cómo educar a su hija pequeña, y su hija mayor le critica con cierto desdén:
-Te estás luciendo educándola.
-En parte por eso te he traído. Échame una mano, no sé qué hacer con ella.
Al final nos encontramos perdidos. No sabemos qué hacer. Parece que nos hemos equivocado en muchas cosas.
En esta misma película se da un pequeño consejo al final:
“Dale a tus hijos todo lo que puedas para que hagan algo, pero no tanto como para que no hagan nada.”
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Ser buenos padres, buenos amantes, buenos profesionales, buenos hijos, buenos amigos… también dedicarnos un poco de tiempo a nosotros y además hacerlo todo bien, resulta una tarea imposible para la mayoría.
El problema de la paternidad es que nos sentimos desbordados.
Las condiciones de trabajo, la situación económica ha empeorado en los últimos 10 años, y esto también se traduce en una mayor dificultad para crear un entorno familiar adecuado.
En la película Boyhood. Momentos de una vida. (2014) Richard Linklater, Patricia Arquette interpreta a una madre que está desesperada por su responsabilidad como madre mientras intenta labrarse un camino profesional:
¡Es la realidad! ¡Soy una madre! Y significa responsabilidad. ¡Me encantaría tener tiempo para mí misma! ¡Me encantaría ir a ver una puta película! ¿No lo crees? Salir a cenar. Ir a un bar. ¡Ni siquiera sé cómo es! Era hija de alguien… ¡y ahora soy madre de alguien!
Esta película es francamente recomendable para reflexionar sobre el papel de los padres en la educación de los hijos. Hace un recorrido durante 12 años (desde los 6 a los 18) de la vida de un niño que pasa por diferentes etapas en las que todos nos sentiremos identificados en algún momento.
“Déjate de barreras, en la vida no hay barreras”
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Nos enfrentamos a la paternidad sin manual de instrucciones. Observamos nuestras dificultades pero no hay soluciones fáciles. El futuro nos mira con incertidumbre.
¿Dónde está el problema?
No podemos ser perfectos. Vamos a cometer fallos. Vivimos en un entorno cambiante. Por ejemplo, hace 15 años hubo padres que aconsejaron a sus hijos que estudiaran arquitectura y que se hipotecaran en un piso como inversión. Parecían consejos sensatos. Hoy la arquitectura es una profesión con dificultades laborales y las hipotecas de los pisos nos lastrarán durante años.
PRIMER PASO: aceptemos que nos vamos a equivocar y que nuestros hijos también lo harán. No podemos, ni pueden, acertar en todo. De alguna manera tenemos que asumir que vamos a fracasar y que aún así puede ser una experiencia maravillosa. Como dice Atticus Finch en Matar a un Ruiseñor (1962) de Robert Mulligan
“Uno es valiente cuando, sabiendo que la batalla está perdida, lo intenta a pesar de todo y lucha hasta el final. Uno vence raras veces, pero alguna vez vence”
SEGUNDO PASO: No intentemos que nuestros hijos sean los mejores, los más guapos, los más preparados… Hay que conformarse con la idea de que disfruten con lo que hacen y que entiendan el beneficio del esfuerzo personal. Si además tienen éxito en su labor, entonces lo disfrutarán mucho más.
TERCER PASO: Cuidar el entorno familiar. La familia debe ser un lugar seguro, pero nuestros hijos no deben vernos como proveedores de caprichos materiales, sino como apoyo afectivo. Si quieren algo material que se lo ganen. Que entiendan la importancia del esfuerzo. No sabemos valorar lo que obtenemos sin trabajo alguno.
En cierta ocasión un hombre me contó que cuando era niño le pidió a su padre una bicicleta. Su padre tenía una posición económica suficiente para comprarla sin esfuerzo, pero sin embargo le pidió a su hijo que trabajara todo el verano ayudando a un camionero en la carga y descarga de materiales de construcción. Al final del verano consiguió la bicicleta, y la cuidó durante años como si se tratara de un gran tesoro.
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Quizás nos hemos obsesionado en una educación competitiva, basada en resultados, y en un sistema de vida excesivamente materialista. Propongo volver a valorar las pequeñas cosas, hacer excursiones por la naturaleza, disfrutar de las comidas en familia, fomentar el deporte como forma de vida (y no de éxito personal) enseñar a nuestros hijos a respetar las diferencias, a ser humildes, favorecer la lectura (los libros pueden ser un hermoso apoyo en nuestra vida).
No hay mejor espejo que nuestro propio modelo de vida. Si somos fumadores no podemos esperar que nuestros hijos no toquen el tabaco. Tenemos que dar ejemplo. Si no damos el primer paso ellos tampoco lo darán.
No es fácil, pero como decía Atticus Finch:
Uno vence raras veces, pero alguna vez vence
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Nota: en este texto, padre e hijo son sustituibles por madre e hija indistintamente.
Otras películas relacionadas con la dificultad de ser padres:
Matar a un Ruiseñor (1962) Robert Mulligan
–Hijo mio, hay muchas cosas feas en el mundo, me gustaría que no las vieras, pero no es posible.
Kramer contra Kramer (1979) Robert Benton
–He pensado mucho…¿que es lo que hace que alguien sea buen padre o buena madre? Se necesita constancia, se necesita además paciencia, hay que fingir que lo escuchas cuando ya ni siquiera puedes escuchar, hay que quererlo mucho…
…Billy tiene un hogar conmigo, lo he hecho lo mejor que he podido, no es perfecto y yo no soy un padre perfecto. A veces no tengo bastante paciencia y me olvido de que es un niño, pero estoy con él.
En busca de la felicidad (2006) Gabriele Muccino
Nunca dejes que nadie te diga que no puedes hacer algo, ni siquiera yo.
Definitivamente, quizás (2008) Adam Brooks
– Si no querían un niño, ¿por qué hicieron el amor?
– Buena pregunta. Digamos que estaban ensayando.