¿Quién no ha tenido un dilema a la hora de realizar un cambio en su vida?
Todos necesitamos, de vez en cuando, un pequeño empujón.
Estudiar, trabajar, relaciones afectivas, decisiones vitales…
Mi nombre es Jose y soy psicólogo.
Sobre mí
Nací en 1963, en Santurtzi (Bizkaia), mis padres son andaluces (de Granada) y mis hijas son Chinas (Zhejiang y Gansu). ¡A que mola!
Imagino mi historia como dos botas caminando por el mundo. Son botas que envejecen y se desgastan, pero que a la vez se van haciendo más cómodas.
Ahora, cuando miro hacia atrás, creo que tenía muchos números para ser carne de cañón y haberme perdido, como tantos otros, en rollos de drogas o en historias decadentes.
No es fácil mejorar cuando todo a lo que puedes aspirar, o eso creías, es a ser mecánico ajustador (mi primer titulillo) en una fábrica, o a servir vinos detrás de la barra. No tiene por qué ser una mala vida, pero a los 19 años no parece muy estimulante.
El problema de la ignorancia es que no aspira a otra cosa porque ni siquiera sabe que existe.

Con 25 años me fui. No te das cuenta de lo mal que estás hasta que te alejas y te observas lejos de todo lo que te identifica. Y te das cuenta de que no eres nada. Que el resultado de tus primeros 25 años se resume en una frase:
Aún no he caído en el lodo.
Quizás no era poco, pero no sabía cómo vivir relajado. Como vivir dándole un sentido a lo que haces cada día.
Cambié Santurtzi por Almería. En el año 89 era como cambiar de planeta.
No me fui solo. En aquel momento tenía una relación de pareja intensa pero frágil. Mi pareja apostó por nosotros y me acompañó. Ahora, casi 30 años después, tenemos una relación intensa, honesta y fuerte.
Y esto es lo mejor que puedo decir de mí.
El resto, cómo he ido resolviendo las dificultades y las crisis, solo han sido cartas de un juego donde a veces se gana y a veces se pierde.
¿Momentos difíciles?, por supuesto. ¿Perdido?, casi siempre. Pero fiel al proverbio zen:
“muévete y el camino aparecerá”
En mis comienzos estudié para ser mecánico ajustador, posteriormente me hice delineante, y durante muchos años he desarrollado mi labor profesional entre planos, obras, presupuestos, promociones de viviendas y otros tipos de edificios. Finalmente, y fruto de una deuda que contraje conmigo mismo cuando tenía 20 años, me hice psicólogo.
Aprovechando la crisis económica (sí, aprovechando la crisis) que comenzaba en 2008, y sospechando que la situación podía empeorar, con 45 años me matriculé en la universidad, y a los 50 terminé la carrera. Luego completé mi preparación con un máster de psicología clínica y otro de psicología jurídica.
Hay un momento en el que te das cuenta de que eres afortunado, incluso cuando te sientes miserable. Y aprendes… vaya que si aprendes:
Aprendes que si quieres cambiar tu forma de vivir, tendrás que cambiar tu forma de pensar.
Aprendes que siempre que te has lamentado, estabas perdiendo el tiempo.
Aprendes a valorar lo que eres.
Aprendes que tienes un cheque por un valor indeterminado de años de vida.
Y aprendes que el viaje más extraordinario que podemos hacer es el viaje del conocimiento. Aprender sobre la vida, biología, música, geografía… da igual. Aprender (sentir) y maravillarse de todo lo que nos rodea.
Incluso estar mal, es estar, y sentirse débil, es sentir. Y siempre puede ser un punto de partida para cambiar las cosas.
No te engañes, no sólo quiero mejorar tu vida, quiero crear un espacio para mejorar la mía, y lo quiero hacer a partir de lo que he vivido y pensando en cómo me gustaría ser: una persona serena.
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Hoy en día, desarrollo mi trabajo en un rinconcito de Andalucía, en Roquetas de Mar, en la provincia de Almería.
Soy psicólogo sanitario y psicólogo jurídico.
En la pestaña Contacto puedes consultar mis datos profesionales.
¿Por qué el cine?, ¿Por qué este blog? (aquí lo explico)
AGRADECIMIENTO
Tanto las películas como los libros suelen tener un apartado de agradecimientos. Siempre hay personas que trabajan en la sombra, y sin las cuales la obra no hubiera salido a la luz.
Este blog no es diferente, y gran parte de su existencia se debe a mi hermano.

Yo le acuso de ser parte de este blog, de soportar conversaciones interminables por teléfono (él en Bilbao y yo en Almería), de pelear con pluguins, widgets y shortcodes (léase: trolls, orcos y caminantes blancos), y conseguir que este proyecto sea una realidad.