LAS ALAS DE LA VIDA (2006) Antoni P. Canet
Mientras haya música seguiremos bailando;
a poder ser con una sonrisa.
La muerte tiene mala prensa. En el momento que aparece el tema cambiamos de canal, de página o de habitación. Queremos escondernos, pero solo es una huida temporal. Te invito en esta ocasión a reflexionar sobre lo inevitable: un viaje que tarde o temprano a todos nos llega.
Lo curioso es que al aceptar nuestro propio destino biológico nos volvemos más serenos y más vitales. Es el miedo y la evitación, lo que nos impide disfrutar de este trayecto que llamamos vida. En palabras de Epicuro:
No temas a la muerte y no temerás a la vida
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A lo largo de esta reflexión iré insertando frases de la película que propongo en esta ocasión: Las alas de la vida (2006) de Antoni P. Canet.
Me gusta pensar que sin la muerte todo nacimiento sería una tragedia.
¿Qué valor tiene algo si nunca lo puedes perder? Nuestras victorias son gratificantes en relación con las posibilidades de la derrota. Por esta razón las experiencias de pérdida también son necesarias, solo así podemos valorar nuestros logros. Un examen dificil, una final deportiva, una ascensión a una montaña… son las dificultades las que dan valor a nuestras acciones.
No es difícil imaginar, al menos para el cine, un mundo futuro donde se logra la inmortalidad (Las vidas posibles de Mr. Nobody -2009 – Jaco Van Dormael). Yo me figuro un mundo de personas aburridas diciéndose a sí mismos: «Ya lo haré mañana; tengo todo el tiempo del mundo»
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Por mi trabajo me encuentro en muchas ocasiones con gente sin ganas de vivir. A veces se trata personas maduras que se han perdido en el camino, otras veces se trata de jóvenes que se pierden casi antes de empezar su propio viaje.
También es común escuchar a los más viejos, o no tanto, hacer comentarios despectivos hacia lo que les queda de vida.
Pero también te encuentras con personas que, a pesar de grandes dificultades, son un ejemplo de dignidad y de vitalidad. Al final no es cuestión de cómo te trata la vida o de cuánta fortuna se cruza en tu camino. Como diría Andy Dufresne (Tim Robbins) en la película Cadena perpetua (1994) de Frank Darabont :
Todo se reduce a una simple elección: empeñarse en vivir o empeñarse en morir
¿Y tú, dónde pones más el acento, en aquello que ganas o en aquello que pierdes?. ¿Agradeces lo que tienes o te quejas por lo que te falta?
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Es frecuente que personas que tenemos de todo expresemos mucho malestar. Entre las razones por las que nos deprimimos o caemos en las redes de la ansiedad, a pesar de tener muchas comodidades, nos encontramos las siguientes:
- Ponemos el foco de nuestra atención más en lo que no se puede cambiar (por ejemplo, en cosas del pasado, o en asuntos que dependen de los demás y no de nosotros) que en lo que sí se puede cambiar.
- Ante las dificultades, tendemos más a quejarnos que a buscar soluciones.
- Solemos utilizar la tristeza y la queja como medio para de pedir que nos quieran.
- Perdemos la confianza en nosotros mismos.
- Tenemos creencias falsas (el mundo es injusto, no hay derecho, debería…., necesito…) y un diálogo interior que nos limita (no merece la pena, todo me sale fatal, no tengo suerte…)
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En la película documental Las Alas de la vida (2006) de Antoni P. Canet, se relata parte de la vida de Carlos Cristos, un médico de familia que es diagnosticado con una enfermedad degenerativa (AMS) antes de los 50 años. Él, como médico, es consciente de que se enfrenta a una enfermedad irreversible; y le pide a un amigo, que es director de cine, que recoja su lucha por vivir y por morir con dignidad.
Por extraño que parezca, la película es un canto humilde, sereno y lúcido a la aceptación. Te hará sonreir y te reconciliará con la vida. No hay morbo ni sensiblería, no hay queja alguna por parte del protagonista, todo lo contrario:
Como médico he tenido que acompañar a muchas personas por el camino que ahora me toca recorrer a mí…
Vamos a reflexionar para enfrentarnos mejor a algo que nos implicará a todos finalmente; y si es posible con una sonrisa.
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¿Por qué muchos de nosotros arrastramos nuestro ánimo sin encontrarle sentido a lo que hacemos mientras personas como Carlos Cristos hablan con emoción de la vida y de lo maravilloso que puede ser cada día que despiertas?
Cuando llega la mañana y me despierto digo: ¡Coño, pero si estoy aquí! Y lo primero que te viene es un sentimiento de agradecimiento.
Quizás lo único que sucede es que perdemos nuestra energía en aspectos que no son importantes o, en otros casos, son inevitables como la propia muerte (que tarde o temprano llegará).
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Puede dar la impresión, en los primeros minutos de la película, que nos vamos a encontrar un testimonio duro, triste y propenso a las lágrimas. No es así. Alguna lagrimita puede caer, pero no por lástima, sino por admiración y agradecimiento ante este ejemplo de sencillez y de humildad.
El fallecimiento de un ser querido, o incluso el propio, es un hecho corriente.
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Al cumplir una cierta edad (mientras escribo esto tengo 54 años), ya has experimentado la muerte de seres queridos. Unos eran ya mayores, otros no lo eran en absoluto. Me pregunto por qué esta sensación de sorpresa ante la llegada de la muerte, cuando es un evento tan inevitable y tan natural; al menos como la propia vida.
Carlos nos enseña que hasta el último microsegundo de vida que nos pertenece merece la pena vivirla. Con su ejemplo nos anima a que vivamos con plenitud, a que nos emocionemos con cada despertar, a que no malgastemos nuestro tiempo con asuntos insignificantes.
A todos nos quitarán todo. No nos llevamos nada.
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¿Por qué ver la película Las alas de la vida?
- Porque Carlos Cristos nos deja un testimonio sereno y sin dramas sobre la vida y la muerte.
- Te enseña el camino de la aceptación.
- Entiendes que la muerte es lo más natural del mundo.
- Es un ejemplo de humildad y de dignidad.
- Nos anima a vivir con plenitud.
- Te enseña que puedes estar “jodido pero contento”.
- Porque la película está al alcance de todos en YouTube. Dejo el enlace del programa de Versión Española: Las alas de la Vida (2006)
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– ¿Qué tal, bien?
-No, no va bien, pero es igual.
Muchas personas viven de espaldas a la muerte, huyendo del espanto, de lo desconocido. ¿Qué es lo que tememos? Quizás uno de los aspectos que más nos intranquiliza es la asociación de la muerte con el sufrimiento físico; en realidad el miedo a la muerte también esconde entre sus pliegues el miedo al dolor. Pero el protagonista de la película nos ofrece su visión calmada como médico:
Si el dolor mide diez yo le doy medicina para diez. Y si el dolor mide cien, hay medicina para cien. Si el dolor mide mil, tengo medicina para mil. Usted no se preocupe que no va a sufrir.
Lo que más me maravilla del testimonio de Carlos Cristos es su serenidad a la hora de aceptar su situación irreversible, y cómo muestra su agradecimiento a la vida que ha vivido sin rendirse y sin dejar espacio a ilusiones infundadas ni cobijarse en el consuelo religioso. Asunto, este último, que me resulta una curiosa paradoja teniendo el apellido que tiene.
Todos nosotros, en mayor o menor medida, pasaremos por esa experiencia que relata Carlos Cristos, donde asistimos al fracaso de nuestro cuerpo y a las renuncias progresivas de aquello que previamente nos resultaba sencillo. No es ningún drama, es la naturaleza y es lo más normal de esta vida. Una vez que lo entiendes todo resulta más sencillo. No es cuestión de luchar, es cuestión de aceptar.
Como diría Byron Katie, en su libro Amar lo que es:
Cuando me peleo con la realidad siempre pierdo.
La satisfacción personal no se basa en vivir siempre; ni siquiera en vivir mucho. La satisfacción es el fruto de vivir con plenitud, siendo fiel a uno mismo.
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Algunas frases de películas relacionadas con el afrontamiento de la muerte.
- Ahora o nunca (2007) Rob Reiner
– ¿Qué hace usted aquí?
– Estoy peleando por mi vida, ¿y usted?
- El último samurai (2003) Edward Zwick
-Cuéntame como murió
-Le contaré como vivió.
- Diarios de motocicleta (2004) Walter Salles
-Hay que luchar por cada bocanada de aire, y mandar a la muerte al carajo.