(500) DÍAS JUNTOS (2009) – Marc Webb
“Robin es mucho mejor que la chica de mis sueños, Robin es real”
Todos queremos belleza, inteligencia y dinero. ¿Para qué? Para tener poder. ¿Y por qué queremos poder? Para ser admirados… para ser amados. Los problemas de pareja a veces surgen de la lucha por el poder.
Si nos obedecen, si nos respetan o si se hacen las cosas como nosotros queremos, es porque nos quieren. ¿Es esto verdad? Pues no, a veces es solo una forma de evitar discusiones y problemas. Y de esta manera entramos en un cambio radical:
Cuando no hacemos las cosas para disfrutar juntos, sino para evitar conflictos.
En casos más extremos ya no cedemos por amor, sino por temor.
La pregunta no es con quién cenamos, dónde vamos de viaje o dónde lo pasaremos mejor, lo que nos interesa es: quién manda aquí.
Cuando en una pareja se gasta mucha energía en tener razón, en adaptar determinadas cosas al gusto de uno de los dos, en realidad se está fraguando una lucha por el poder.
**********
En la película (500) Días juntos, a Tom, interpretado por Joseph Gordon-Levitt, le gusta mucho una nueva compañera de trabajo que acaba de incorporarse, pero su amigo comenta que ha intentado hablar con ella y que ni le ha mirado, que le parece bastante engreída; entonces Tom responde:
“¿Por qué las tías buenas creen que pueden tratar mal a los demás?”
Aunque luego resulta que es una chica simpática y amable. El estereotipo de persona guapa pero arrogante y vanidosa es una queja habitual. Aunque detrás de esa imagen engreída se esconda quizás una personalidad tímida.
En todo caso, el uso de la belleza física como instrumento de poder se ha instalado en nuestra sociedad en forma carrera descontrolada. Quien dice belleza, dice dinero, posición social, fama…
Y de esta manera podemos entrar en la carrera armamentística del amor, donde todos incrementan sus recursos para poder negociar sus privilegios.
Hagamos un ejercicio. ¿Qué ocurre cuando observamos una pareja donde unos de ellos es muy agraciado físicamente y el otro no lo es?: nos sorprendemos.
De hecho, buscamos de forma espontánea explicaciones convincentes. Un ejemplo clásico: el estereotipo de mujer joven y hermosa junto a un hombre ya mayor pero millonario. Cada uno pone sus esfuerzos en un campo para poder conseguir aquella moneda que no tiene.
Pero no hace falta ir tan lejos, todos buscamos posiciones ventajosas para lograr el éxito. Cuando nos venden coches, perfumes o moda, en realidad nos venden la idea de ser más poderosos. ¿Qué mensajes recibimos?: “Un perfume irresistible”, “Un motor salvaje… indomable”, “El estilo que te diferencia”.
La carrera armamentística del amor es agotadora. Hay que encontrar el momento de parar y empezar un nuevo sistema donde aceptamos nuestras diferencias y además las valoramos.
En la misma película antes mencionada, Paul, un amigo de Tom, habla de la chica de sus sueños, (que si pechos más grandes, que si más deportista…) y finalmente concluye:
“Robin es mucho mejor que la chica de mis sueños, Robin es real”
*********
Conciliar nuestros sueños y nuestra realidad, y hacerlo con una sonrisa, es un camino alternativo para encontrar la serenidad.
En la pareja es mucho más interesante establecer un clima de colaboración. No es necesario (es casi imposible) estar siempre de acuerdo. La familia, los hijos, la forma de gastar el dinero, la forma de llevar la casa… Siempre habrá diferencias.
Hay un momento en el que las diferencias nos unen o nos separan. Hay que estar atento porque comienza una dinámica que luego es difícil de parar, y puede desembocar en un proceso de ruptura.
Por ejemplo, cuando pasamos las fiestas importantes con una familia más que con la otra, cuando escogemos ir de vacaciones siempre donde quiere uno de los dos, o cuando uno de los dos gasta mucho dinero en temas personales (coche, moda, estética, electrónica…). Al final hay que corregir ese desequilibrio.
Por lo tanto, el objetivo debería ser dejar de mirarnos al ombligo y buscar acuerdos posibles.
Hay que desarmarse, por ambas partes, y ceder como muestra de colaboración.
Lo más sorprendente es que al ceder los dos, descubrimos que vivir es mucho más gratificante y más rentable, porque estar en constante lucha por llevar la razón, termina ocasionando un desgaste personal y de pareja que con el tiempo es difícil de reparar.
Además, el dinero, la belleza, el coche que conducimos, el perfume que usamos, nuestra posición social, la fama… nada de eso nos identifica. Son simples adornos, en muchos casos pasajeros y quizás invertimos demasiado esfuerzo en ellos.
La pérdida de esos atributos suele generar grandes crisis, por que tendemos a identificarnos con esos adornos. Cuando no tienes más remedio que cambiar Gucci por Zara o Merdeces Benz por Renault, no sólo se sufre por el dinero; sentimos la pérdida de poder.
Finalmente, para ser poderoso, los ejemplos que más me inspiran son los de aquellas personas que siendo brillantes (en belleza, inteligencia, creatividad…) son profundamente humildes.
Escoge tu camino.Tener razón no es tan importante. Llevarse bien es fundamental.
**********
Otras películas para reflexionar sobre los problemas de pareja:
- Blue Valentine (2010) Derek Cianfrance
- Sé por experiencia que cuanto más guapa es una chica más loca está. O sea que tú debes estar fatal, debes estar como una regadera. Pero bueno, no es culpa tuya, todo el mundo te da un trato especial, cuentas chistes que no tienen gracia y todos se ríen igualmente. Es normal que acabes loca.
- Un dios salvaje (2011) Roman Polanski
- Cuando ves esas parejas que se embarcan alegremente en la vida matrimonial, te dices, «no saben lo que hacen, no saben nada de nada, pobres, y parecen felices».
- Antes del Anochecer (2013) Richard Linklater
- Yo acepto todo el paquete, a la loca y a la genial. Sé que no vas a cambiar, ni tampoco lo pretendo. Eso se llama aceptarte como eres.